Un punto brillante en el cielo. Un resplandor enceguecedor. En realidad, solo veo espejos. Me veo...¿Me veo?...no sé, tal vez te veo...siempre en el recuerdo...vuelve a brillar. Y otra vez me enceguezco. Y todo está tan negro...grito, y no logro escucharme. Hay lágrimas que quieren salir. Pero no las dejo. Soy un cobarde. No quiero seguir. Lloro. Ni siquiera eso controlo ¿Y? ¿Te sorprende?. A mi no. Ya estoy acostumbrado a ser yo. En realidad, no lo estoy. Solo lo creo. No me gusta mi dolor. Solo lo siento. Y siento que decirlo ya no es raro. Es lo de siempre. Es sentarme y verme caer. ¿Qué gracioso, no?. Mirá, siempre lo mismo. Otra vez el golpe y el sufrimiento y la verdad me golpea la cara. Fuerte. Me duele. ¿Y?. Ya ni me importa. Es correr, saltar y frenar en al cornisa. ¿Qué esperás?. No, si ni para eso sos bueno. ¿Y encima te crees que algo importa?. Ja, ja. Seguí así. Te va a ir bien. ¿A quien?. ¿A quien le importa?. A mi no, y a vos tampoco. ¡No!, yo no soy vos. O tal vez, si lo sea. Me cuesta. Me duele. Lo asumo. Me lo creo. Nadie mas. Si, ya sé, vos tampoco. Ni yo en realidad. ¿Y si lo tapamos con algo?. ¡Sí!. Que bien. Y vuelvo a correr, saltar y quedarme ahí. ¿Te conformás con esto?. Que simple. Simple y conformista. Así sufrís menos. Ya se que es falso. ¿Y para que seguís? ¡No te conformes!. Es más fácil...¡Saltá!... no te animás. No me animo. Me repugno. Vuelvo a sentarme y verme caer. Mirá, como llora la gente. ¿Y? ¿De que sirve?. Es tarde, ¿No?; No importa.
Otro resplandor. Ya estoy mas lejos. Me sigue doliendo. ¿Me conformo?.
No.
Aunque en realidad, me lo sigo creyendo...